Cáncer representa la fase del ciclo zodiacal que pone al individuo en contacto con su propia fuente, con sus raíces y con el origen de todo ser. Por ello, Cáncer es sentimiento, en particular sentimiento de formar parte de algo. Mientras que Géminis es la conciencia intelectual de una relación, Cáncer es la conciencia emocional. Este signo es en realidad la conciencia de la relación con el pasado: con la infancia, con la familia (especialmente con la madre), con la continuidad e incluso con la tierra natal. No es la conciencia de la propia relación con otros individuos en general, ya que esta concierne a los signos de Aire.
Debido a que sus necesidades son tan fundamentales, la interferencia en su satisfacción puede tener efectos particularmente malos para Cáncer, que simboliza la necesidad de seguridad emocional, de sentir que su existencia encontrará apoyo en el entorno y de sentirse afectivamente nutrido por quienes lo rodean. Si estos aspectos de la energía funcionan de la manera adecuada, Cáncer simboliza también la necesidad de apoyar y de nutrir afectivamente a los demás y de brindar la ayuda que ha recibido. Pero si sus necesidades no se ven satisfechas, es frecuente que el nativo se quede atrapado en pautas de comportamiento infantil que lo lleven a aferrarse y a ser emocionalmente posesivo por miedo a perder a los seres que ama. Su amor, entonces, puede ser sofocante. Además, es posible que las posesiones materiales se conviertan en símbolos de seguridad emocional para las personas con problemas cancerianos, que se rodearán de cosas con el fin de obtener de los objetos el apoyo emocional que necesitan (esto es particularmente cierto si hay algo de Tauro en la carta natal). Los rasgos que han dado mala reputación a Cáncer no son propios de este signo; solo aparecen cuando sus necesidades vitales no se han visto satisfechas. Y lo mismo puede decirse de los rasgos más negativos de cada signo, que surgen como mecanismo de defensa y como búsqueda desesperada de aquello que por naturaleza necesitan.
Cáncer representa también pautas esenciales para el bien social. En todos los grupos debe haber personas que apoyen a los demás, les brinden afecto, se ocupen de los necesitados y tranquilicen a los inseguros. Si Cáncer no se manifestara, todo sería puramente racional, frío y funcional; todo estaría muerto.
Los planetas con los que Cáncer está mejor son los intensamente emocionales, como la Luna, Venus, y posiblemente Neptuno y Plutón (aunque la intensidad de Plutón en combinación con los arquetipos de la madre y la familia puede generar muchas dificultades). Júpiter se ve favorecido en Cáncer (signo de su exaltación) porque comparte con este signo un sentimiento de protección y el deseo de apoyar a quienes todavía están creciendo.
Los planetas de Aire, Mercurio y Urano, lo tienen más difícil, ya que el Agua de Cáncer es personal y subjetiva, interfiere en la claridad de la observación mental y el desapego característico del Aire.
Los planetas del ego, como Marte y Saturno, tampoco gozan de buena posición en Cáncer. Marte puede generar muchas tensiones y conflictos, y la familia debería ser un ámbito de la experiencia libre de ellos, pues es la base desde la que partimos luego hacia el mundo exterior. En cuanto a Saturno (en exilio en este signo), este emplazamiento crea barreras en ese mismo ámbito, que también debería contarse entre los pocos en donde las energías emocionales puedan fluir libremente y sin obstáculos. Uno no tendría que sentirse tan forzado a actuar con un alto grado de excelencia para conseguir que su familia lo acepte. En el ámbito familiar nadie tendría que sentirse constantemente juzgado por los demás ni exigido a ser aquello que no es. Saturno en Cáncer puede traer este tipo de problemas, en especial si ocupa la Casa IV o si la Luna tiene muchos aspectos importantes en la carta, en especial con Saturno.