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La santa compaña, ¿leyenda o realidad?

Última respuesta: 30 de abril de 2011 a las 18:05
I
ibra_9900434
2/5/05 a las 23:01

En una charla de cangurita he hecho alusión a la santa compaña. Allí ya expliqué que es un tema que me fascina y me asusta, no se si creer o es una simple leyenda de los bosques gallegos.
Son miles las personas que han asegurado verla, son muchos los grandes autores gallegos que en sus libros han hecho alusión a este mito o leyenda. ¿será verdad? que cada uno juzgue... yo personalmente le tengo respeto.
Supongo que muchos habreis oido hablar de ella, sobre todo los españoles, pero mucha gente tampoco sabrá exactamente de que se trata, así que aquí os copio un documento para que sepais de que va la leyenda más grande de los pueblos de Galiza.

LA SANTA COMPAÑA
Desde siempre, Galicia, ha sido tierra de brujería y supersticiones, sus relatos han recorrido el mundo entero, y son muchos los que dicen haber mantenido algún tipo de contacto con personajes del mundo de los muertos. Una de sus leyendas más populares es la de la procesión de los muertos: La Santa Compaña.
Básicamente y a grandes rasgos se podría definir La Santa Compaña como una procesión de almas en pena, vestidos con túnicas con capucha que vagan durante la noche. Una de sus señas de identidad es la premonición de la muerte. A partir de aquí hay una serie de características que varía según el testigo que relate la aparición o de la localidad de que se trate.




La Santa Compaña está formada por almas en pena que van en dos hileras, envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos. Esta procesión va encabezada por un ser vivo llevando una cruz y un caldero con agua bendita. Cada fantasma lleva una luz, pero es invisible, sólo un olor a cera y un ligero viento son las señales de que está pasando la legión de espectros. Al frente va el espectro de mayor tamaño, la Estadea.

El portador de la cruz no puede en ningún momento volver la vista atrás, ni renunciar a su cargo precediendo La Santa Compaña; sólo quedará liberado cuando encuentre a otra persona que le sustituya, el cual pasará a tener las responsabilidades del primero: cargar con la cruz y el caldero sin remisión. La Santa Compaña obligará al que encuentren, a vagar junto a ellos todas las noches, portando una gran cruz y conduciendo la comitiva. También se cree que quien realiza esa "función" no recuerda durante el día lo ocurrido en el transcurso de la noche, únicamente se podrá reconocer a las personas penadas con este castigo por su extremada delgadez y palidez. Cada noche su luz será más intensa y cada día su palidez irá en aumento. No les permiten descansar ninguna noche, por lo que su salud se va debilitando hasta enfermar sin que nadie sepa las causas de tan misterioso mal. Condenados a vagar noche tras noche hasta que mueran u otro incauto sea sorprendido.

Se dice que no todos los mortales tienen la facultad de ver con los ojos a "La Compaña". Elisardo Becoña Iglesias, en su obra "La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos" explica que según la tradición, tan sólo ciertos "dotados" poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuirla, etc.

Habrá una serie de indicios de la proximidad de la aparición como el olor a velas surgiendo de repente, o el espanto de determinados animales: perros, gatos, caballos... que según la leyenda pueden ver esos fantasmas por algún tipo de sensibilidad especial.

Las versiones más compartidas de por que las almas vienen a este mundo y andan por los caminos buscando a alguien son:

Para reclamar el alma de alguien que morirá pronto.
Para reprochar a los vivos faltas o errores cometidos.
Para anunciar la muerte de algún conocido del que presencia la procesión.
Para cumplir una pena impuesta por alguna autoridad del mas allá.

En el caso de encontrarte con ellos, debes hacer lo siguiente:

Apartarse de su camino, no mirarles y hacer como que no se les ve.
Hacer un círculo con la estrella de Salomón o una cruz dentro y entrar en él.
Rezar y no escuchar su voz
Llevar encima escapularios, objetos sagrados, ajos o castañas de indias.
En último caso uno puede tirarse al suelo boca abajo y esperar que la Compaña no le pase por encima.


Ver también

Z
zenab_5423249
3/5/05 a las :06

Joeerrr que miedo
da esto que cuentas, no lo conocia....stoy que me cago no me atrevo ni a moverme. Besos.

I
ibra_9900434
3/5/05 a las :21
En respuesta a zenab_5423249

Joeerrr que miedo
da esto que cuentas, no lo conocia....stoy que me cago no me atrevo ni a moverme. Besos.

Jjjaajajajaj
Nena, ya te digo que ami me da muuuuuxo respeto, y aquí en galiza es algo que se le tiene muuuucho respeto.

Ahi van algunos testimonios, espero que os gusten... y no os acojonen demasiado...

iles de testimonios aseguran haber visto una procesión de figuras con sudario, que avalarían la existencia del mito gallego de la Santa Compaña. ¿Qué hay de cierto? Veamos las hipótesis más sugestivas y los relatos de algunos testigos.



A la Santa Compaña la describen como una procesión de figuras vestidas de blanco y cubiertas con sendas capuchas.
El doctor Pereira regresaba a casa al filo de las dos de la madrugada tras atender un parto difícil en una aldea vecina. Al doblar un recodo del camino se encontró con La Compaña. Era un grupo de unas ocho tétricas figuras vestidas de blanco y cubiertas con sendas capuchas comandado por un pálido individuo que portaba una gran cruz de madera. La fantasmal comitiva se movía en el más absoluto silencio, mientras un fuerte olor a cera quemada lo inundaba todo. De repente, el grupo se detuvo frente a la casa de Manolo, el de la ferretería. El pánico dominó al doctor Pereira que salió disparado, como alma que lleva el diablo, para refugiarse en su vivienda, al otro lado del pueblo. Atrás quedaba el mito imposible que había visto con sus propios ojos: La Santa Compaña. Cuatro días después Manolo el ferretero moría de un infarto en la tasca del pueblo...

Este es uno de los casos típicos y tópicos que el folklore y la cultura popular gallega amontona entre los relatos de los viejos lugareños de cualquiera de sus aldeas. Y es que resulta muy difícil, aún en los años noventa, encontrar una aldea o pueblo gallego en el que no exista, al menos, un testigo de estas insólitas apariciones.

Muchos han sido los literatos e intelectuales gallegos que han elegido La Santa Compaña como el argumento base de sus fábulas, y muchos también los antropólogos y sociólogos que han pretendido estudiar y comprender el mito. Pero todos los intentos de cuadricular esta tradición han sido pobres en resultados, ya que el mito de La Compaña ha sido asimilado de tal forma por la cultura rural gallega que sus variantes y matices son demasiados para ser clasificados alegremente. Cada pequeña localidad posee una Santa Compaña con personalidad propia.

Naturalmente existen casos abundantes para apoyar cualquiera de las creencias populares sobre ánimas, a pesar de que con el estudio serio y científico que algunos investigadores han hecho del mito, éste comienza a perder su aureola sobrenatural para encontrar, en muchos casos, una serie de respuestas posibles más lógicas y terrenales.

Según el estudio de algunos antropólogos o investigadores que se han ocupado del tema, en muchas ocasiones las apariciones de La Compaña se daban en lugares de características similares: terreno irregular, poca luz, un solo testigo y a altas horas de la noche... Algunos estudiosos, tras analizar casos concretos, llegaron a la conclusión de que en muchas ocasiones una pandilla de contrabandistas de tabaco, tan habituales en Galicia, o una partida de mariscadores, bien podrían haber sido tomados en la penumbra de la noche y por unos testigos pre-condicionados culturalmente, por una procesión de ánimas en pena. Y no les falta razón.



Tétricas Leyendas


Son muchos los casos que se han dado de personas que han visto la Santa Compaña.

Fernando Magdalena, del Centro de Investigaciones Psicobiofísicas de Vigo, confesaba que el número de casos de aparición de la Santa Compaña ha disminuido notablemente; para nosotros es debido en buena parte a la creciente iluminación y asfaltado de los caminos; para los creyentes la razón es que ahora se rezan más misas a los difuntos...

Pero, aunque en menor número, las apariciones no han desaparecido. En El Ferrol Juan Pérez decía: Estaba con mi hermano en el coche, cerca de la playa, cuando los vimos. Eran una media docena. Todos vestían túnicas blancas, como de monjes, y se movían en silencio por encima de las rocas. Nos quedamos petrificados sin poder decir palabra....

Bruno Alabau, otro testigo de la insólita aparición, fue el más explícito, ya que pudo presenciar el fenómeno desde más cerca: Fue en marzo de 1982, en Gisamo (La Coruña). Yo era boy-scout y me encontraba con mis compañeros en una acampada de fin de semana. Después de la cena, ya era de noche, hicimos un acecho, una especie de juego del escondite. Yo decidí rodear el campamento a través del bosque, así que me fui colina abajo y cuando estaba llegando al camino ví unas luces. Pensé que sería alguno de mis compañeros así que me escondí detrás de unos árboles con la idea de darles un susto, pero el asustado fui yo. No me preguntes qué era aquello. Eran siete personas en dos filas de tres y con uno de ellos delante, entre las dos filas. Todos vestían igual, una especie de túnicas terminadas en unos capuchones, como los de Semana Santa. El de delante llevaba una gran cruz que parecía hecha con dos maderas planas. Y los dos que le seguían, uno en cada fila, llevaban una gran vela cada uno. Los otros cuatro no llevaban nada. Me quedé allí, como paralizado, hasta que cruzaron frente a mí y se perdieron tras los árboles. Luego volví corriendo al campamento pero no conté nada a nadie; me tomarían por loco....

Según la tradición popular, Bruno habría tenido mucha suerte, ya que el fundamento del mito es el de que La Santa Compaña está compuesta por un grupo de difuntos precedidos por un vivo condenado a salir todas las noches a los caminos, comandando la fúnebre peregrinación, portando la cruz o un cubo de agua bendita, hasta encontrarse con otro vivo a quien traspasar la condena y así quedar libre. De no hacerlo así, en un determinado tiempo iría enfermando y palideciendo gradualmente hasta morir.

Dicen los lugareños que no todos los mortales tienen la facultad de ver con los ojos a La Compaña. Elisardo Becoña Iglesias, en su obra La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos explica que según la tradición, tan sólo ciertos dotados poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuírla, etcétera. Y es que habría una serie de indicios de la proximidad de la aparición como podría ser el olor a velas surgiendo de repente, o el espanto de determinados animales: perros, gatos, caballos... que según la leyenda pueden ver esos fantasmas por algún tipo de sensibilidad especial.

El buen creyente habrá de dejarse guiar por esa intuición y tomar igualmente las medidas oportunas. En las afueras de La Coruña, existe el caso de Fernando A. Hermida: Iba con mis hermanos a ver una carrera de motos cerca de Santa Cristina. Debían ser las ocho, pero como era invierno ya había anochecido. De repente, escuchamos que los perros de una finca cercana comenzaron a ladrar como locos y un fortísimo olor a cera quemada nos rodeó. No es que yo crea en esas cosas pero, por si las moscas tracé un círculo en el suelo a nuestro alrededor, hicimos la higa con las manos y gracias a Dios no pasó nada... .

Algunos investigadores han intentado buscar paralelismos entre otros casos de aparición fantasmal en Galicia y el mito de la Compaña. Celia D. Calo, joven administrativa de órdenes, describe la aparición en su propio domicilio de un ser alto, vestido de blanco y con apariencia cuasireligiosa. Si nos limitásemos a tan pobre descripción, efectivamente podríamos buscar paralelismos, pero La Compaña posee una estructura, una personalidad y una tradición muy específica como para equipararla, gratuitamente, con otras apariciones. Más aún cuando el caso presenta tintes precognitivos. Precisamente esta es una de las señas de identidad de la auténtica Santa Compaña.

En la localidad pontevedresa de Marín, existe otro caso, el de Charo Santiago: Yo regresaba a casa después del trabajo. Aquella noche había salido un poco más tarde porque teníamos tarea atrasada. Salí de la carretera principal de Marín por el atajo que tomaba siempre que tenía prisa. Entonces los ví. Eran unos diez. Vestían todos de blanco y algunos llevaban luces, velas o candiles. Estaban parados delante de la casa de Mari Carmen, una vecina que conozco hacía años. Yo me asusté mucho y eché a correr hasta llegar a casa. No lo comenté con nadie hasta que dos días después esta vecina moría de repente, de no se qué enfermedad rara....

Casos como el de Charo han llevado a especular a algunos parapsicólogos con la posibilidad de que se trate de una justificación inconsciente del testigo que ha tenido una premonición de muerte y la proyectase mentalmente como La Compaña.



En estos montes orensanos se han visto en numerosas ocasiones "A procesión das Ánimas", denominación lugareña de La Compaña.

Desgraciadamente hasta el momento no se ha hecho ningún tipo de investigación en profundidad. Javier Alonso Rebollo comenta los aspectos psicológicos de La Santa Compaña: En sí mismo este mito reúne las características clásicas de los populares fantasmas, a pesar de verse influído por otros aspectos del folklore gallego. Uno de los mayores legados que el neolítico dejó en esta región es el de la vida más allá de la muerte, y las diversas corrientes culturales y heréticas que llegaron a Galicia nos trajeron la creencia en que eran posibles las comunicaciones con ese más allá. Esto podría entroncar con determinadas creencias espiritistas. Pero además La Santa Compaña presenta un aspecto precognitivo al anunciar la muerte del visitado por esta comitiva, y también aspectos relativos al desdoblamiento astral, ya que el vivo que ha de presidir la peregrinación no podrá esconderse en ningún lugar ni huir. Según el mito, cada noche, inevitablemente, y mientras no traspase la cruz a otro vivo, saldrá de su cuerpo cuando esté dormido y aparecerá nuevamente al frente de la procesión de difuntos... .

Según antropólogos como Xosé Ramón Mariño Ferro, de la Universidad de Santiago, es importante tener presente que La Compaña es un fenómeno autóctono de Galicia, a pesar de encontrarse también en parte de Asturias y norte de Portugal. Eso nos obliga a un enfoque en buena parte sociológico del mito. Mariño Ferro comentó: Tenemos una buena prueba del carácter eminentemente gallego del mito en que está asociado íntimamente a los cruceiros. El punto de reunión de la fantasmal comitiva serán determinados cruces de caminos donde se erigen cruceiros muy concretos, y a partir de ese punto comenzará su triste procesión nocturna.

Ciertamente algunos puntos de Galicia destacan por una mayor casuística, en torno a sus cruceiros y cementerios. Lugares como Lourizán, Marín (Pontevedra), Freixeiro, Muros (La Coruña), etcétera. Puntos que, en general, presentan sospechosas similitudes en su orografía, clima y vegetación, como comentábamos al principio factores de gran importancia en opinión de los estudiosos.

Pero como nos comenta Fernando Magdalena, sobre todo en algunos núcleos rurales, casi cualquier fenómeno extraño que se produzca es asimilado a La Santa Compaña. Recordemos casos como el del Humanoide de Penamoa o el ovni de Esteiro, o tantos otros casos que hemos recogído en el Centro de Investigaciones Psicobiofísicas. En muchas ocasiones, los testigos lo primero que dicen es que aquello era cousa dos mortos. Y es que La Santa Compaña a veces se convierte en un cajón de sastre en el que meter todo lo extraño, insólito o inexplicable....

Sea como fuere, miles de personas en toda Galicia aseguran haberla visto. Cientos de testigos afirman haberse topado en las oscuras corredoiras gallegas con una fantasmal procesión compuesta de pálidos espectros vestidos de blanco, mensajeros de la muerte y del miedo. Y aunque un amplio sector de la población dude de su existencia... haberla hayla.



El Caso De Sofía Pérez


Punto exacto en el que Sofía Pérez y su madre vieron la extraña pocesión de la Compaña.

En el municipio pontevedrés de Budiño existe uno de los casos más típicos y arquetípicos de aparición de la Santa Compaña.

Sofía R.Pérez es un ama de casa de 42 años, madre de cuatro hijos, conocida y respetada por todos los vecinos del pueblo. A pesar del tiempo transcurrido desde su experiencia, Sofía la recuerda perfectamente.

Yo tenía ocho años comenta cuando ocurrió. Mi madre y yo habíamos salido para visitar a una amiga y bajábamos por el camino de detrás de la casa, cerca del cementerio.

No era muy tarde, pero como era invierno ya era de noche. Fue justo al llegar al cruce. Yo oí un ruido de pasos muy grande, como si se acercase mucha gente. Le pregunté a mamá si lo oía y dijo que sí. Entonces vimos que bajaba por la carretera una procesión, como de un entierro. Eran muchos, no sé el número, pero todos vestían igual. Llevaban una especie de túnicas negras que les cubrían todo el cuerpo, con una capucha también negra. Pasaron muy cerca de nosotros.

Nos quedamos paralizadas. Yo era muy pequeña y no entendía muy bien qué era aquello, pero mi madre estaba aterrorizada, me apretaba muy fuerte contra ella, diciéndome que no hiciera ruido. Y cual fue nuestra sorpresa que al final de la fila de La Compaña, vimos a una mujer; ¡A una vecina nuestra!.

Era la Tía Preciosa, una vecina que vivía unas casas más arriba de la nuestra. Yo la reconocí por su forma de andar, porque tenía un defecto en las piernas y luego la vimos muy claramente. Llevaba como un palo en la mano y una especie de pedra como un mármol, pero muy, muy brillante. Pasó a nuestro lado en silencio como un ánima. Y se fue detrás de la Santa Compaña.

No nos dio tiempo de preguntarle que hacía allí. Cuatro días después de pasar esto, a tía Preciosa moría. Estaba en la cocina y un rayo entró por la chimenea y la mató. Yo creo que aquello fue un aviso... todos avisamos antes de morir....



Todos Los Nombres Para Un Fenómeno
Ya en 1946, el conocido intelectual gallego Vicente Risco publicaba un extenso artículo en el que citaba una decena de nombres con que se conocía a la Santa Compaña en distintas poblaciones gallegas:

Procesión de las ánimas: Aplicado especialmente en el sur de Galicia, sobre todo en Orense.

Santa Compaña: Aplicado mayoritariamente en Galicia Norte.

Hoste o Hueste: Aplicado en algunos lugares al formar la comitiva una especie de hueste o mesnada.

Hostilla: del latín enemigo, aunque probablemente contaminada en la evolución de la tradición de las ánimas.

Estatinga o estadinga: considerada una derivación de hostia antiga o Nemigo antigo.

Estadea: derivación probable de estadal, la vela usada para iluminar a los difuntos.

Antaruxada: uno de los nombres menos frecuentes.

Pantalla: En opinión de Vicente Risco, fusión de los términos Pantasma y Espantallo.

Visión: En este caso sinónimo de aparición.

Visita: En clara referencia a la intencionalidad de la aparición.



Respecto a esa intencionalidad del fenómeno existen numerosas versiones, aunque las más compartidas por los testigos sedan las siguientes:

Para pedir misas por su salvación a los familiares vivos.

Para reprochar a los vivos pecados o faltas cometidas.

Para reclamar el alma de un pecador que morirá tiempo después de la aparición.

Para cumplir una pena infringida por alguna autoridad del más allá a fallecidos en pecado.



Fórmulas De Protección
La cultura rural expone también una serie de estrategias para librarse de la condena en caso de toparnos frente a frente con La Santa Compaña. Existen varias fórmulas de protección, aunque las más populares serían:

Acompañarse de un gato negro y, en caso de toparse con la macabra procesión, arrojárselo y huir. Sabido es el rico simbolismo mágico del gato en todas las culturas.

Trazar el Círculo de Salomón rápidamente en el suelo e introducirse dentro, no abandonándolo hasta que La Compaña haya desaparecido.

Determinados gestos mágicos como la figa o higa o los cuernos.

D
dahab_5747608
3/5/05 a las 10:27
En respuesta a ibra_9900434

Jjjaajajajaj
Nena, ya te digo que ami me da muuuuuxo respeto, y aquí en galiza es algo que se le tiene muuuucho respeto.

Ahi van algunos testimonios, espero que os gusten... y no os acojonen demasiado...

iles de testimonios aseguran haber visto una procesión de figuras con sudario, que avalarían la existencia del mito gallego de la Santa Compaña. ¿Qué hay de cierto? Veamos las hipótesis más sugestivas y los relatos de algunos testigos.



A la Santa Compaña la describen como una procesión de figuras vestidas de blanco y cubiertas con sendas capuchas.
El doctor Pereira regresaba a casa al filo de las dos de la madrugada tras atender un parto difícil en una aldea vecina. Al doblar un recodo del camino se encontró con La Compaña. Era un grupo de unas ocho tétricas figuras vestidas de blanco y cubiertas con sendas capuchas comandado por un pálido individuo que portaba una gran cruz de madera. La fantasmal comitiva se movía en el más absoluto silencio, mientras un fuerte olor a cera quemada lo inundaba todo. De repente, el grupo se detuvo frente a la casa de Manolo, el de la ferretería. El pánico dominó al doctor Pereira que salió disparado, como alma que lleva el diablo, para refugiarse en su vivienda, al otro lado del pueblo. Atrás quedaba el mito imposible que había visto con sus propios ojos: La Santa Compaña. Cuatro días después Manolo el ferretero moría de un infarto en la tasca del pueblo...

Este es uno de los casos típicos y tópicos que el folklore y la cultura popular gallega amontona entre los relatos de los viejos lugareños de cualquiera de sus aldeas. Y es que resulta muy difícil, aún en los años noventa, encontrar una aldea o pueblo gallego en el que no exista, al menos, un testigo de estas insólitas apariciones.

Muchos han sido los literatos e intelectuales gallegos que han elegido La Santa Compaña como el argumento base de sus fábulas, y muchos también los antropólogos y sociólogos que han pretendido estudiar y comprender el mito. Pero todos los intentos de cuadricular esta tradición han sido pobres en resultados, ya que el mito de La Compaña ha sido asimilado de tal forma por la cultura rural gallega que sus variantes y matices son demasiados para ser clasificados alegremente. Cada pequeña localidad posee una Santa Compaña con personalidad propia.

Naturalmente existen casos abundantes para apoyar cualquiera de las creencias populares sobre ánimas, a pesar de que con el estudio serio y científico que algunos investigadores han hecho del mito, éste comienza a perder su aureola sobrenatural para encontrar, en muchos casos, una serie de respuestas posibles más lógicas y terrenales.

Según el estudio de algunos antropólogos o investigadores que se han ocupado del tema, en muchas ocasiones las apariciones de La Compaña se daban en lugares de características similares: terreno irregular, poca luz, un solo testigo y a altas horas de la noche... Algunos estudiosos, tras analizar casos concretos, llegaron a la conclusión de que en muchas ocasiones una pandilla de contrabandistas de tabaco, tan habituales en Galicia, o una partida de mariscadores, bien podrían haber sido tomados en la penumbra de la noche y por unos testigos pre-condicionados culturalmente, por una procesión de ánimas en pena. Y no les falta razón.



Tétricas Leyendas


Son muchos los casos que se han dado de personas que han visto la Santa Compaña.

Fernando Magdalena, del Centro de Investigaciones Psicobiofísicas de Vigo, confesaba que el número de casos de aparición de la Santa Compaña ha disminuido notablemente; para nosotros es debido en buena parte a la creciente iluminación y asfaltado de los caminos; para los creyentes la razón es que ahora se rezan más misas a los difuntos...

Pero, aunque en menor número, las apariciones no han desaparecido. En El Ferrol Juan Pérez decía: Estaba con mi hermano en el coche, cerca de la playa, cuando los vimos. Eran una media docena. Todos vestían túnicas blancas, como de monjes, y se movían en silencio por encima de las rocas. Nos quedamos petrificados sin poder decir palabra....

Bruno Alabau, otro testigo de la insólita aparición, fue el más explícito, ya que pudo presenciar el fenómeno desde más cerca: Fue en marzo de 1982, en Gisamo (La Coruña). Yo era boy-scout y me encontraba con mis compañeros en una acampada de fin de semana. Después de la cena, ya era de noche, hicimos un acecho, una especie de juego del escondite. Yo decidí rodear el campamento a través del bosque, así que me fui colina abajo y cuando estaba llegando al camino ví unas luces. Pensé que sería alguno de mis compañeros así que me escondí detrás de unos árboles con la idea de darles un susto, pero el asustado fui yo. No me preguntes qué era aquello. Eran siete personas en dos filas de tres y con uno de ellos delante, entre las dos filas. Todos vestían igual, una especie de túnicas terminadas en unos capuchones, como los de Semana Santa. El de delante llevaba una gran cruz que parecía hecha con dos maderas planas. Y los dos que le seguían, uno en cada fila, llevaban una gran vela cada uno. Los otros cuatro no llevaban nada. Me quedé allí, como paralizado, hasta que cruzaron frente a mí y se perdieron tras los árboles. Luego volví corriendo al campamento pero no conté nada a nadie; me tomarían por loco....

Según la tradición popular, Bruno habría tenido mucha suerte, ya que el fundamento del mito es el de que La Santa Compaña está compuesta por un grupo de difuntos precedidos por un vivo condenado a salir todas las noches a los caminos, comandando la fúnebre peregrinación, portando la cruz o un cubo de agua bendita, hasta encontrarse con otro vivo a quien traspasar la condena y así quedar libre. De no hacerlo así, en un determinado tiempo iría enfermando y palideciendo gradualmente hasta morir.

Dicen los lugareños que no todos los mortales tienen la facultad de ver con los ojos a La Compaña. Elisardo Becoña Iglesias, en su obra La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos explica que según la tradición, tan sólo ciertos dotados poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de ver la aparición. Otros, no menos creyentes en la leyenda, habrán de conformarse con sentirla, intuírla, etcétera. Y es que habría una serie de indicios de la proximidad de la aparición como podría ser el olor a velas surgiendo de repente, o el espanto de determinados animales: perros, gatos, caballos... que según la leyenda pueden ver esos fantasmas por algún tipo de sensibilidad especial.

El buen creyente habrá de dejarse guiar por esa intuición y tomar igualmente las medidas oportunas. En las afueras de La Coruña, existe el caso de Fernando A. Hermida: Iba con mis hermanos a ver una carrera de motos cerca de Santa Cristina. Debían ser las ocho, pero como era invierno ya había anochecido. De repente, escuchamos que los perros de una finca cercana comenzaron a ladrar como locos y un fortísimo olor a cera quemada nos rodeó. No es que yo crea en esas cosas pero, por si las moscas tracé un círculo en el suelo a nuestro alrededor, hicimos la higa con las manos y gracias a Dios no pasó nada... .

Algunos investigadores han intentado buscar paralelismos entre otros casos de aparición fantasmal en Galicia y el mito de la Compaña. Celia D. Calo, joven administrativa de órdenes, describe la aparición en su propio domicilio de un ser alto, vestido de blanco y con apariencia cuasireligiosa. Si nos limitásemos a tan pobre descripción, efectivamente podríamos buscar paralelismos, pero La Compaña posee una estructura, una personalidad y una tradición muy específica como para equipararla, gratuitamente, con otras apariciones. Más aún cuando el caso presenta tintes precognitivos. Precisamente esta es una de las señas de identidad de la auténtica Santa Compaña.

En la localidad pontevedresa de Marín, existe otro caso, el de Charo Santiago: Yo regresaba a casa después del trabajo. Aquella noche había salido un poco más tarde porque teníamos tarea atrasada. Salí de la carretera principal de Marín por el atajo que tomaba siempre que tenía prisa. Entonces los ví. Eran unos diez. Vestían todos de blanco y algunos llevaban luces, velas o candiles. Estaban parados delante de la casa de Mari Carmen, una vecina que conozco hacía años. Yo me asusté mucho y eché a correr hasta llegar a casa. No lo comenté con nadie hasta que dos días después esta vecina moría de repente, de no se qué enfermedad rara....

Casos como el de Charo han llevado a especular a algunos parapsicólogos con la posibilidad de que se trate de una justificación inconsciente del testigo que ha tenido una premonición de muerte y la proyectase mentalmente como La Compaña.



En estos montes orensanos se han visto en numerosas ocasiones "A procesión das Ánimas", denominación lugareña de La Compaña.

Desgraciadamente hasta el momento no se ha hecho ningún tipo de investigación en profundidad. Javier Alonso Rebollo comenta los aspectos psicológicos de La Santa Compaña: En sí mismo este mito reúne las características clásicas de los populares fantasmas, a pesar de verse influído por otros aspectos del folklore gallego. Uno de los mayores legados que el neolítico dejó en esta región es el de la vida más allá de la muerte, y las diversas corrientes culturales y heréticas que llegaron a Galicia nos trajeron la creencia en que eran posibles las comunicaciones con ese más allá. Esto podría entroncar con determinadas creencias espiritistas. Pero además La Santa Compaña presenta un aspecto precognitivo al anunciar la muerte del visitado por esta comitiva, y también aspectos relativos al desdoblamiento astral, ya que el vivo que ha de presidir la peregrinación no podrá esconderse en ningún lugar ni huir. Según el mito, cada noche, inevitablemente, y mientras no traspase la cruz a otro vivo, saldrá de su cuerpo cuando esté dormido y aparecerá nuevamente al frente de la procesión de difuntos... .

Según antropólogos como Xosé Ramón Mariño Ferro, de la Universidad de Santiago, es importante tener presente que La Compaña es un fenómeno autóctono de Galicia, a pesar de encontrarse también en parte de Asturias y norte de Portugal. Eso nos obliga a un enfoque en buena parte sociológico del mito. Mariño Ferro comentó: Tenemos una buena prueba del carácter eminentemente gallego del mito en que está asociado íntimamente a los cruceiros. El punto de reunión de la fantasmal comitiva serán determinados cruces de caminos donde se erigen cruceiros muy concretos, y a partir de ese punto comenzará su triste procesión nocturna.

Ciertamente algunos puntos de Galicia destacan por una mayor casuística, en torno a sus cruceiros y cementerios. Lugares como Lourizán, Marín (Pontevedra), Freixeiro, Muros (La Coruña), etcétera. Puntos que, en general, presentan sospechosas similitudes en su orografía, clima y vegetación, como comentábamos al principio factores de gran importancia en opinión de los estudiosos.

Pero como nos comenta Fernando Magdalena, sobre todo en algunos núcleos rurales, casi cualquier fenómeno extraño que se produzca es asimilado a La Santa Compaña. Recordemos casos como el del Humanoide de Penamoa o el ovni de Esteiro, o tantos otros casos que hemos recogído en el Centro de Investigaciones Psicobiofísicas. En muchas ocasiones, los testigos lo primero que dicen es que aquello era cousa dos mortos. Y es que La Santa Compaña a veces se convierte en un cajón de sastre en el que meter todo lo extraño, insólito o inexplicable....

Sea como fuere, miles de personas en toda Galicia aseguran haberla visto. Cientos de testigos afirman haberse topado en las oscuras corredoiras gallegas con una fantasmal procesión compuesta de pálidos espectros vestidos de blanco, mensajeros de la muerte y del miedo. Y aunque un amplio sector de la población dude de su existencia... haberla hayla.



El Caso De Sofía Pérez


Punto exacto en el que Sofía Pérez y su madre vieron la extraña pocesión de la Compaña.

En el municipio pontevedrés de Budiño existe uno de los casos más típicos y arquetípicos de aparición de la Santa Compaña.

Sofía R.Pérez es un ama de casa de 42 años, madre de cuatro hijos, conocida y respetada por todos los vecinos del pueblo. A pesar del tiempo transcurrido desde su experiencia, Sofía la recuerda perfectamente.

Yo tenía ocho años comenta cuando ocurrió. Mi madre y yo habíamos salido para visitar a una amiga y bajábamos por el camino de detrás de la casa, cerca del cementerio.

No era muy tarde, pero como era invierno ya era de noche. Fue justo al llegar al cruce. Yo oí un ruido de pasos muy grande, como si se acercase mucha gente. Le pregunté a mamá si lo oía y dijo que sí. Entonces vimos que bajaba por la carretera una procesión, como de un entierro. Eran muchos, no sé el número, pero todos vestían igual. Llevaban una especie de túnicas negras que les cubrían todo el cuerpo, con una capucha también negra. Pasaron muy cerca de nosotros.

Nos quedamos paralizadas. Yo era muy pequeña y no entendía muy bien qué era aquello, pero mi madre estaba aterrorizada, me apretaba muy fuerte contra ella, diciéndome que no hiciera ruido. Y cual fue nuestra sorpresa que al final de la fila de La Compaña, vimos a una mujer; ¡A una vecina nuestra!.

Era la Tía Preciosa, una vecina que vivía unas casas más arriba de la nuestra. Yo la reconocí por su forma de andar, porque tenía un defecto en las piernas y luego la vimos muy claramente. Llevaba como un palo en la mano y una especie de pedra como un mármol, pero muy, muy brillante. Pasó a nuestro lado en silencio como un ánima. Y se fue detrás de la Santa Compaña.

No nos dio tiempo de preguntarle que hacía allí. Cuatro días después de pasar esto, a tía Preciosa moría. Estaba en la cocina y un rayo entró por la chimenea y la mató. Yo creo que aquello fue un aviso... todos avisamos antes de morir....



Todos Los Nombres Para Un Fenómeno
Ya en 1946, el conocido intelectual gallego Vicente Risco publicaba un extenso artículo en el que citaba una decena de nombres con que se conocía a la Santa Compaña en distintas poblaciones gallegas:

Procesión de las ánimas: Aplicado especialmente en el sur de Galicia, sobre todo en Orense.

Santa Compaña: Aplicado mayoritariamente en Galicia Norte.

Hoste o Hueste: Aplicado en algunos lugares al formar la comitiva una especie de hueste o mesnada.

Hostilla: del latín enemigo, aunque probablemente contaminada en la evolución de la tradición de las ánimas.

Estatinga o estadinga: considerada una derivación de hostia antiga o Nemigo antigo.

Estadea: derivación probable de estadal, la vela usada para iluminar a los difuntos.

Antaruxada: uno de los nombres menos frecuentes.

Pantalla: En opinión de Vicente Risco, fusión de los términos Pantasma y Espantallo.

Visión: En este caso sinónimo de aparición.

Visita: En clara referencia a la intencionalidad de la aparición.



Respecto a esa intencionalidad del fenómeno existen numerosas versiones, aunque las más compartidas por los testigos sedan las siguientes:

Para pedir misas por su salvación a los familiares vivos.

Para reprochar a los vivos pecados o faltas cometidas.

Para reclamar el alma de un pecador que morirá tiempo después de la aparición.

Para cumplir una pena infringida por alguna autoridad del más allá a fallecidos en pecado.



Fórmulas De Protección
La cultura rural expone también una serie de estrategias para librarse de la condena en caso de toparnos frente a frente con La Santa Compaña. Existen varias fórmulas de protección, aunque las más populares serían:

Acompañarse de un gato negro y, en caso de toparse con la macabra procesión, arrojárselo y huir. Sabido es el rico simbolismo mágico del gato en todas las culturas.

Trazar el Círculo de Salomón rápidamente en el suelo e introducirse dentro, no abandonándolo hasta que La Compaña haya desaparecido.

Determinados gestos mágicos como la figa o higa o los cuernos.

Pero que miedo, nenaaaa
Yo, que soy tan aprensiva, a ver si me va la imaginación a jugar una mala pasada una noche de éstass, uiisssss

M
maheen_8153948
3/5/05 a las 10:52

Yo tambien he leido y escuchado
El profesor D'ARBO

que es un estudioso de estos temas con el cual nos une una gran amistad hablo en muchas ocasiones de la santa compaña son temas de toda ñla vida que nunca sabes si son verdad hasta que te topas con ella.

uissss que miedo

un beso

A
an0N_610957499z
27/6/05 a las 23:56
En respuesta a dahab_5747608

Pero que miedo, nenaaaa
Yo, que soy tan aprensiva, a ver si me va la imaginación a jugar una mala pasada una noche de éstass, uiisssss

a leer
y a ver si alguna , no duerme, y mañan deja el foro tranquilo

A
an0N_610957499z
28/6/05 a las :03

¡que estoy
sóla en casa. Esto mejor por la mañana.

F
fajar_6911179
28/6/05 a las :32


que xula.

Que alegría volver a ver mi antiguo nick x aki

H
happy_703157
30/4/11 a las 18:05

La santa compaña
Hola Antenas,
He leido este mensaje tuyo en el foro y aunque hace años que lo dejaste, tengo la esperanza de conctactar contigo. Verás, estoy escribiendo un reportaje sobre la Santa Compaña y me gustaría que me ayudaras a recopilar casos acaecidos en Galicia. Por lo que cuentas, tus padres están convencidos de su existencia y tienen gente conocido que la ha visto y han vivido para contarlo. ¿Podria contactar contigo de alguna manera?
www.madomartinez.com

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