Matrimonio y contradicciones
ROUGEMONT habla de la paradoja del matrimonio ya que pide dos cosas opuestas: la pasión y el amor, es decir, aquella llama de la pasión que rompe, mueve y enfrenta y aquel amor de rutina hundido en la certeza de la monotonía.
Habría que cuestionar la posibilidad de que la unión occidental ofrezca alternativas ante la contradicción en la que se funda. La distinción hecha por Rougemont se basa más en la diferencia entre el amor romántico y el "amor real". "El amor real no es ni la felicidad, ni la pasión, sino la compañía y la colaboración entre dos géneros a fin de crecer (lo cual duele) y de solucionar conflictos, incluida la infidelidad. Esto no siempre se logra, pues existe el prejuicio que discutir es pelear, que la diferencia es fricción y dificultad o bien enemistad y de que lo sabemos todo".
EL PRINCIPIO DE TODO
Segon Osho, "El problema del matrimonio es que casi siempre, para no decir siempre, está basado en un amor irreal, que no existe. Las personas no saben qué es el amor verdadero. No diferencian el amor "romántico" del amor "real". El amor romántico es bueno si eres poeta, y no se conoce a los poetas como buenos maridos o buenas esposas. Ellos juguetean mucho, pero nunca los atrapan, y por eso su romance permanece vivo. La vida cotidiana se parece más a la prosa que a la poesía. Hay que ser suficientemente maduro"... (La inmadurez traerá problemas al escoger la pareja, lo que será una causa para el fracaso del matrimonio).
AMOR REAL
El amor no es pasión, no es una emoción. El amor es una profunda comprensión de que alguien, de alguna manera, te completa. Alguien hace de ti un círculo completo. La presencia del otro realza tu presencia. El amor te da libertad para ser tú mismo; no es posesión. Con sólo estar en presencia del otro te sientes feliz de repente, con sólo estar juntos te sientes en éxtasis, la mera presencia del otro llena algo profundo en tu corazón. Te vuelves más individual, más centrado, con los pies más en el suelo. Esto es amor". Pocos son los matrimonios felices. Pero el matrimonio no "mata el amor", sólo mata el amor romántico. Trae a la superficie lo que está oculto en la persona. Si hay amor dentro de ella, saldrá a la superficie. Si el amor era sólo una pretensión, entonces tarde o temprano tiene que desaparecer. Y, como pocas son las personas que se casan por una decisión "madura", y escogen a su pareja porque es amor "real", entonces la mayoría de matrimonios están condenados, inevitablemente, al fracaso. El fracaso no es necesariamente el rompimiento físico, sino una sociedad, entre dos, que no proporciona crecimiento y felicidad.
¿Y cuáles son nuestras alternativas para tener éxito en la relación de pareja?
Primero, escoger maduramente a tu pareja. No escoger un ideal, no alguien que supla lo que tú no puedes lograr, ni la figura de padre o madre para compensar lo que no recibiste en la niñez. Es necesario crecer y sanar para escoger bien a nuestra pareja. Segundo, debemos entender lo que es el "amor real", ciertamente es bueno inyectarle amor romántico continuamente a la relación, pero esto es emoción; es rico, pero no es lo que te hará crecer en las buenas y en las malas". El amor tiene que ver con la paciencia, con dar, aceptar, compartir, tolerar, respetar, cuidar, sembrar, creer, con tener fe, apoyar, ser sinceros unos con otros y uno mismo, el amor busca que el otro crezca y sea feliz; no tiene nada que ver con temor, que es el motivante del control y la posesión, pero sí tienen que ver con confianza, con la confianza que dentro de los altos y bajos de la relación siempre se buscará crecer y ser mejor.
En las palabras de dos hombres amigos: "amor es darle a tu pareja el último pedazo de chocolate que tú te querías comer" y "para que un matrimonio dure, 'para toda la vida' hay que despertarse en la mañana dispuestos a perdonar".