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El otro día alguien me decía en un foro que la clave es esa, ver la vida desde la mirada de un niño, y es algo con lo que no puedo estar mas de acuerdo. Ese día le dije que iba a contar algo, que ya seguiré detallando, pero que adelanto con este pequeño relato personal.
Si tengo que poner un inicio a mi adentramiento en esta forma de ver la vida lo pondría en otro momento, pero ya desde hace tiempo me doy cuenta que los preliminares estaban marcados desde casi dos años antes. La vida me había planteado ver la vida desde la mirada de niños con necesidades especiales y sin duda super valorarlo.
Los datalles ya los iré contando, ahora sería gastar muchas líneas y luego no tengo ideas para el blog jajajajaj, pero si quería contar un detalle un poco mas especial. En resumen, desde hace tiempo trabajo de forma altruísta con niños enfermos. Me apasionan los niños, aunque no las enfermedades, pero la vida me puso delante la oportunidad y no quise perderla.
Recuerdo que era un domingo, el turno de 4 a 8 de la tarde. Yo tenía un día pésimo por algún que otro motivo (si, tema amoroso, no voy a negarlo), pero ya me había comprometido a ir y no podía faltar. A la pequeña aun no la conocía pues fui a visitarla porque un compañero no podía. Se trata de hacerles compañía ya que por circustancias sus familias no pueden estar con ellos en esos duros momentos, así que mientras están ingresados estamos a su lado para darles el cariño necesario. Era una niña de 1 año y si algo me enamoró con diferencia de otros que he conocido fueron sus ojos vivos y la sonrisa con que me recibió cuando entré en la habitación (cosa que no es normal en ellos). En vez de llorar porque mi compañero se va esta niña tenía una alegría en el cuerpo de ver a gente nueva que no se la tenía en pie.
Se quedó dormida un ratito y al despertarse al verla tan animada me la llevé a jugar a la salita que tienen en el hospital. Su espabilera sobrepasaba el año con creces, pero mientras jugábamos entró un abuelo con su nieto, y ese si tenía cara de enfermo.
Mientras, mi pequeña gritaba, reía, me daba los juguetes, me daba abrazos, se echaba a brazos del abuelo, acariciaba al niño... Incluso al entrar el médico a tomarle la tensión lo recibió con los brazos abiertos de par en par. Nunca jamás la olvidaré, de verdad.
Entre tanto "pitorreo" que había montado en la sala, el abuelo del niño me dice :
- Mira una cosita... ¿Qué le pasa a esta niña para estar ingresada si está perfecta y con una fiesta que ni en su casa?
En vez de explicarle nada, cogí a la pequeña, le levanté el pijamita y le enseñé al buen hombre la cicatriz de por lo menos 20 centímetros que iba desde su cuello a su barriga. Entonces le dije:
- Ayer la bajaron de UCI, la operaron hace 4 días del corazón.
El señor no daba crédito.
Al llegar a mi casa crgada con la única energía de la sonrisa de esa niña me senté y me dije a mi misma con todas las letras y en voz alta:
- ERES ...
Sonreí y a la mañana siguiente solo fui capaz de sonreir.
Cuanto tenemos que aprender de los niños, no lo sabemos bien.
Que seais muy felices