Gritaba en silencio pidiendo ayuda, discreta y disimulada mi sufrimiento ocultaba. Sin esfuerzo guardaba mis buenos recuerdos y reprimía mis frustraciones, humillaciones, la mitad de mi alma manchada, desolada; pero yo orgullosa ni siquiera lloraba. Pensaba que una lágrima podría llevar a otra, hasta nunca poder parar. Si, así es, me daba miedo llorar, expresar, mostrar mi debilidad ante el mundo. Creía que eso me hacía ser más fuerte. ¡Que equivocada estaba!
Escritos estaban todos mis pensamientos y guardados en una pequeña caja, la abría pero los escritos nunca leía, mi forma de desahogarme era esa, escribiendo en aquellas noches de insomnio hasta que mi cuerpo se sentía cansado y se desvanecía en la cama, no descansaba pero al día siguiente me sentía más aliviada.
No se cómo, pero una voz preciosa y unas canciones me hicieron estremecer y en ese momento es cuando decidí que aquel hombre, conocido en persona pero no en alma, podría expresar al mundo la época más infeliz de mi vida. Indecisa le mande un pedacito de papel, sin descubrirme le dije: ¡cántame, he de expresar este dolor, aunque pasado pero bien grabado, y quien mejor que tu y tu voz! No se, si por pena, o porque mi propuesta él aprobó, lentamente pero evolucionando se desarrolla mi canción.
Ahora yo me enamoré de mi cantautor, todo el miedo que le expresé vuelve a aparecer, y yo sentada en el ordenador siempre espero su aparición, una simple palabra, un e_mail, un encuentro inesperado que me haga tener la esperanza de que él será mi salvación.
Indago e intento entrar en su entorno tanto terrenal como sentimental, pero siento que está lejos, así lo siento, se que he de ser optimista, pero se que está lejos o intermedio pero no cerca, cerca no. Mi cobardía quizás haga que se aleje más, pero no se actuar, me bloqueo y prefiero callar que escuchar un ¡no te amo!
La incertidumbre me está matando, un nudo en la garganta aparece cada día y desaparece por instantes. No se si me amarás y contigo tendré felicidad, sólo quiero saberlo ya y enfrentar cualquier cosa que haya de pasar.
La canción ya acabó, él busca su rumbo y yo su corazón. Si he de admitir, que le amo, pero a él no a mi canción. Tarde en asimilarlo, pero en ese momento te consideré mi salvador, me declaré. Tu rechazo de orgullo me volvió a llenar, pero nada que reprochar, contra tus sentimientos no puedo luchar.
Si de algo te sirvió, mi querida canción, te deseo lo mejor. No soy tuya, ni lo seré, te dejo marchar. Lloraré tu ida y me alegraré de tus triunfos. De mi una amiga tendrás, pero lo siento no incondicional si de mi te has de aprovechar. Eres buena persona, no puedo guardarte rencor.
He descubierto que soy capaz de volver a amar, pero renuncio al amor, no me queda espacio. Me acuesto por las noches sin fuerzas y me despierto sudorosa, pálida, angustiada, ni siquiera dormida dejo de pensar.
Las fuerzas que no tengo para mí, las tengo para los demás. En mi trabajo intentaré transmitir esas esperanzas que se desvanecieron en mi persona. Sois mi salvación. A veces una mirada significara un lo sé, un apretón de manos un perdón, unas palabras de aliento un consuelo, pero os ofrezco lo único que tengo para dar, algo que yo no puedo tener, momentos, por cortos que sean, de felicidad.
Condenada estoy, nadie me puede ayudar.