El tobogán de Capricornio
Durante mucho tiempo no creí en nada de lo relacionado con la astrología. Pero claro, esto duró hasta que me dí cuenta de que no creía porque soy de Capricornio.
A medida que viví y conocí gente, empecé a encontrar similitudes entre estas personas. Oh casualidad, las personas que se parecían en ciertos aspectos, pertenecían casi siempre a los mismos signos del zodíaco, y además estas características estaban expresadas y tabuladas en los perfiles astrológicos que se encuentran en el horóscopo de cualquier diario o revista. También, por supuesto, encontré muchas excepciones, con lo cual no me he formado un culto de esto ni mucho menos, sino que lo tengo más bien como un lineamiento general. Relativamente escéptico, como buen capricorniano.
Sobre Capricornio, en particular, sé bastante. Más específicamente, sobre hombres de Capricornio. Aparte del raro privilegio de pertenecer a la estirpe, varios de mis mejores amigos también son varones del signo y de nuevo, oh casualidad, nos parecemos mucho en ciertos rasgos sobresalientes. Muchas veces me he alarmado de verme a mí mismo reflejado en sus actitudes, en sus gustos y hasta en sus escabrosos e inquietantes razonamientos. Las principales cualidades del signo, por lo que he visto y posteriormente leído y - digamos - confirmado, serían, groseramente:
- Cerebrales. Analíticos. Escépticos. Hiperrealistas e hiperracionales.
- Idealistas. Detallistas. Perfeccionistas. A veces obsesivos o maniáticos. Afectos a la precisión y la exactitud.
- Perseverantes.
- Exigentes, con los demás y consigo mismos. Difíciles de satisfacer, y fáciles de aburrir.
- Ambiciosos.
- Posesivos.
Pero como en la naturaleza todo es una red, en lo que todo está relacionado con algo más y todo es causa y a su vez consecuencia de otra cosa, hay características secundarias tan lógicas como que los perros grandes tengan problemas de cadera.
El varón de Capricornio suele pasar por antisocial, solitario o antipático, o cualquier combinación de las anteriores, y si uno revisa la lista no es difícil imaginarse por qué. La personalidad que emerge de la conjunción de los elementos de la lista casi necesariamente será conflictiva, y probablemente hasta contradictoria.
Alguien idealista y perfeccionista no se lleva bien con un mundo que es un tránsito por soluciones de compromiso, parcialmente satisfactorias. Alguien ambicioso y perseverante puede tender a la desilusión fácil cuando queda enfrentado con las dificultades de la práctica por lograr sus objetivos. La repetición de la frustración de realizar su naturaleza a pesar de su perseverancia lo pueden volver amargado, inestable, reactivo - la postura defensiva es característica -, resentido o depresivo. Las habilidades sociales no son su fuerte. En las relaciones con el otro sexo - femenino en este caso - las cosas no son mejores.
Alguien con un sentido de la vida tan práctico y lógico no ejecuta bien el trabajo de seducción. La defensa de la verdad y la justicia son armas contraproducentes en un campo donde lo importante es estimular la fantasía del otro, y donde para esto es más útil la verdad a medias o la mentira piadosa directamente. La combinación de exigencia y posesividad es lisa y llanamente mala en una relación de pareja conformada y en la convivencia. La facilidad de aburrimiento atenta contra la estabilidad de pareja.
Yo tengo por ejemplo algunas manías con respecto a la gestión del tiempo. Es muy frecuente que haga cosas de forma distinta o incluso inversa a la mayoría de la gente con el sólo fin de ganar tiempo; por ejemplo, llamar el ascensor antes de ir a buscar mis cosas porque sé que el ascensor va a tardar lo suficiente, y así ganar unos segundos. En general, la gente se me queda mirando cuando hago cosas así; algunos se atreven a preguntar, pero lo que es seguro es que nadie se queda impresionado o seducido por la larga e hiperlógica explicación de la actitud.
A la luz de todo esto, tampoco es demasiado misterio el por qué de dos declaraciones que aparecen en todos los perfiles astrológicos aplicados a la pareja. La primera, dice que Capricornio es el signo que más solteros produce en todo el zodíaco, y la segunda es incluso peor. Si uno revisa signo por signo, todos tienen algun otro signo que representa a su pareja ideal. Adivinen de cuál(es) signo(s), Capricornio es su mayor objeto de deseo.
Correcto, de ninguno. Todos desean a alguien, y este alguien nunca es Capricornio. El que está más cerca del par es... Capricornio.
Pero para agregar el último hueso al caldo - y además hacer mi aporte, porque hasta ahora no dije nada que no se sepa -, hay algo más que descubrí yo solito y que esto sí, no figura en los perfiles astrológicos. En su lógica obsesiva, para Capricornio 2+2 siempre es 4. Y 1000 es 1000, pero siguiendo el mismo razonamiento, también puede ser 998+2. Qué tiene que ver? Que es muy propenso a caer en la falsa ilusión de que sólo con su amor es suficiente para sostener a la pareja. Para lograr esto en la práctica, la entrega a la que está dispuesto el capricorniano no conoce límites. Es capaz de entregarte todo su tiempo y sus recursos. Es capaz de entregarte sus huesos si fuera necesario. Está listo a llenarte de regalos y de elogios cada día. Es, probablemente, el único varón del zodíaco dispuesto a entregarte incluso a sus amigos, a perderlos para asegurar la pareja. El razonamiento es que si ama como nadie más sería capaz, no hay manera de que no lo amen aunque sea un poco.
Por supuesto que esta lógica no funciona en el mundo real, y las relaciones basadas en ella tarde o temprano serán disfuncionales. Particularmente, el capricorniano se sentirá frustrado de no poder alcanzar su nivel de satisfacción en la pareja sin importar cuánto aporte, y abandonará.
Así que mujer, la próxima vez que te levantes con ganas de hacer una obra de bien, enamorate de un capricorniano. La vas a pasar bestial, pero eso sí, enamorate de verdad, porque lo notan.
FUENTE: http://segundospensamientos.blogspot. com/2006/07/el-tobogn-de-capricornio.html