respuesta de María del Carmen Siccardi ,de su página, para mí un artículo muy interesante.
Yo parto de la premisa que no existe UN futuro sino una INFINIDAD de POSIBLES FUTUROS. Este concepto es uno realmente fascinante para quienes nos gusta jugar con ideas abstractas, pero voy a tratar de presentarlo simbólicamente de manera más concreta.
Imagínense una carretera por la que van transitando en auto. Forman parte de un enorme grupo de autos que se desplazan por la vía principal. Pero de cada 50 metros la carretera lleva a un círculo de convergencia que ofrece la posibilidad de una gran variedad de rutas. La mayor parte del tráfico continúa en dirección recta, atravesando el círculo y siguiendo por la salida directamente opuesta a la que entraron -- es la ruta más fácil de decidir. No obstante, nada evita que cualquier auto se desvíe hacia alguna de las otras salidas diagonales que desembocan en el círculo. Luego, la carretera continua recta por otros 50 metros cuando se repite la aparición de un nuevo círculo. No importa la salida que se tome, al cabo de 50 metros, todos los autos van a tener que entrar en otro círculo.
La carretera es nuestra vida, los círculos son las decisiones que constantemente tenemos que tomar. Ya se trate de decisiones trascendentales o aparentemente inconsecuentes, SIEMPRE estamos decidiendo la próxima salida, cada una de las cuales nos lleva hacia un potencial futuro diferente. ¡A veces nos atascamos un poco y terminamos dando vueltas en el círculo, pero tarde o temprano tenemos que salir por algún sitio!
Esto no quiere decir que estemos cambiando nuestro DESTINO FINAL, pero sí las EXPERIENCIAS que viviremos a lo largo de nuestra ruta. Basándome en el conocimiento que tengo de astrología puedo decir con plena confianza que todos contamos con ciertas "lecciones" que tendremos la oportunidad de vivir y entender durante el curso de nuestras vidas. Cómo llegamos a aprender esas lecciones (incluso si logramos hacerlo del todo) es donde entra a tallar nuestro libre albedrío.
La astrología, la numerología o la palma de la mano nos sirven para entender cuáles son esas lecciones. Son algo así como mapas que nos ayudan a decidir con mucho más acierto si queremos comprar un par de patines o un boleto de avión cuando descubrimos que tenemos que viajar desde Nueva York a Los Angeles.
Por otro lado, las lecturas de cartas o consultas con psíquicos o channels nos proveen conocimiento más inmediato sobre el rumbo de la carretera por la que vamos transitando. Es por esto que en otra de mis columnas comento que el valor del Tarot está en permitirnos entender el posible futuro hacia el que nos dirigimos EN EL MOMENTO QUE FORMULAMOS LA PREGUNTA.
Todos tenemos la opción de decidir por cuál salida continuar nuestra jornada, pero si sabemos a dónde vamos a llegar al final de cada intersección, se nos hace mucho más placentero el camino. La diferencia está entre ir a ciegas, adivinando o simplemente siguiendo el flujo principal del tránsito sin saber a ciencia cierta hacia dónde vamos, o contar con un mapa que nos permite escoger la vía más agradable y rápida para llegar a donde queremos ir.
María del Carmen Siccardi