Etapas de la meditación
Etapas de la Meditación
El proceso de meditación se divide en cinco partes, cada una conduce sucesivamente a la otra. Tomaremos las dos primeras etapas y las estudiaremos por separado, porque al dominarlas podemos atribuir el ascenso constante del hombre espiritual consciente, desde la esfera del sentimiento a la del conocimiento. Estas etapas pueden ser brevemente enumeradas como sigue:
* Concentración. Es el acto de concentrar la mente, aprendiendo a enfocarla y a utilizarla.
* Meditación. Es el enfoque prolongado de la atención en una dirección y el firme mantenimiento de la mente sobre cualquiera idea deseada.
* Contemplación. Es una actividad del alma, en forma independiente de la mente, mantenida en estado de pasividad.
* Iluminación Es el resultado de los tres procesos anteriores, y consiste en hacer descender a la conciencia cerebral el conocimiento adquirido.
* Inspiración. Es el resultado de la iluminación, tal como se manifiesta en la vida de servicio. Concentración La palabra "concentración" deriva de las palabras latinas "con", con, y "centrare", centrar. Significa "reunir o traer a un centro común o punto focal"; supone reunir nuestros pensamientos a ideas dispersos y mantener la mente firme y fijamente enfocada o centrada, en el objeto de nuestra atención inmediata, sin desviación ni distracción. Implica la eliminación de todo lo externo o extraño al asunto en observación.
Concentración
es el poder de enfocar la conciencia sobre un tema dado y mantenerla allí todo el tiempo deseado; es el método de percibir con exactitud y el poder de visualizar correctamente; cualidad que permite al pensador percibir y conocer el campo de percepción. Patanjali la define así: "La concentración, consiste en fijar la sustancia mental en un objeto determinado".
Esto necesariamente involucra la diferencia entre el pensador, el mecanismo del pensamiento y lo que el pensador va a considerar. Por lo tanto debemos establecer la diferencia entre quien piensa y aquello que se emplea para pensar, la mente. Luego viene el tercer factor, sobre qué se piensa.
Los estudiantes harán bien, desde el comienzo de la meditación, en aprender a establecer claramente estas diferenciaciones básicas y cultivar el hábito diario de hacer estas distinciones. Hay que distinguir siempre entre:
* El pensador, el verdadero yo o alma.
* La mente, o el mecanismo que el pensador trata de utilizar.
* El proceso de pensar, o la tarea del pensador al imprimir en la mente (cuando está equilibrada) lo que está pensando.
* El cerebro, que a su vez es impresionado por la mente, actuando como agente del pensador, a fin de trasmitir impresiones c información.
Meditación.
Patanjali define la concentración como el mantenimiento de la conciencia perceptora en cierta zona, y la meditación como el mantenimiento prolongado de la conciencia perceptora también en cierta región. Ello implica simplemente una diferencia en el factor tiempo y parecería que ambas etapas fueran la adquisición del control. Mediante la práctica de la concentración el estudiante deberá lograr el suficiente control a fin de no tener que reunir continuamente sus pensamientos dispersos. Por lo tanto, la concentración prolongada ofrece oportunidad a la mente para actuar sobre cualquier objeto, dentro del círculo infranqueable de la zona elegida. La elección de una palabra o de una frase como tema de meditación, establece este "círculo infranqueable", y si la meditación se practica en forma correcta, la mente nunca se aparta del tema elegido, se mantiene enfocada y continuamente activa, durante todo el período de meditación. Además no debe permitirse a la mente hacer lo que le plazca con el tema o pensamiento simiente. Durante la concentración, el que medita debe estar en todo momento consciente de que utiliza su mente. Durante la meditación, desaparece la conciencia de que se está utilizando la mente, pero no se debe soñar despierto ni seguir el hilo de las ideas relacionadas con el tema, surgidas al azar. El pensamiento simiente se elige con un propósito -sea por su efecto sobre quien medita, o por el servicio dedicado a otra persona, o en relación con alguna obra espiritual, o en alguna fase de la búsqueda de la sabiduría. Si el proceso tiene éxito, produce en quien medita poca o ninguna reacción, sea ésta placentera o no. Si se trascienden las reacciones emocionales, la mente, por propio derecho, puede actuar libremente. El resultado es una claridad mental nunca lograda anteriormente, porque la actividad común de la mente está siempre asociada a algún deseo, o es afectada por éste. En tal estado de conciencia se trasciende el deseo, así como más adelante se trasciende el pensamiento en la etapa de contemplación. Cuando la mente se aturde hasta la inacción, sea por inhibición o por repetición persistente, no puede ser trascendida en la contemplación ni utilizada en. la meditación. La práctica de dejar la mente en blanco no sólo es tonta, sino realmente peligrosa.
Algunas Sugerencias Preliminares
Encontrar tiempo
Es aconsejable fijar cada día un determinado momento para este trabajo específico. Al principio, quince minutos son suficientes. Seamos honestos con nosotros mismos y reconozcamos las cosas tal cual son. La excusa "no tengo tiempo" es completamente vana, e indica simplemente falta de interés. En verdad podría decirse que no está interesado quien dice no disponer de quince minutos de los mil cuatrocientos cuarenta que constituyen un día.
Ante todo, procuraremos hallar tiempo por la mañana temprano para la práctica de la meditación. La razón estriba en que después de haber participado de los acontecimientos del día y en el ajetreo general de la vida, la mente está en un estado de violenta vibración, lo cual no sucede si la meditación es la primera práctica de la mañana. Entonces la mente está relativamente aquietada y puede sintonizarse más rápidamente con los estados superiores de consciencia.
Además, si iniciamos el día enfocando nuestra atención en cosas espirituales y cuestiones del alma, vivimos el día en forma muy distinta. Si esta práctica se convierte en hábito, veremos muy pronto cambiar nuestras reacciones a las incidencias de la vida y empezamos a pensar lo que el alma piensa. Entonces se realiza el proceso de la actuación de una ley, porque "como el hombre piensa, así es él".
Encontrar un lugar para la meditación
Luego trataremos de buscar un lugar realmente tranquilo y libre de intromisiones. No quiero decir tranquilo en el sentido de que no haya ruido, porque el mundo está lleno de sonidos; pero libre de todo acercamiento y exigencias de otras personas.
Los aspirantes a la meditación hablan mucho de la oposición que encuentran por parte de la familia y los amigos. En la mayoría de los casos, es culpa del aspirante mismo. La gente habla demasiado. A nadie le importa qué hacemos durante quince minutos de nuestro tiempo cada mañana y no es necesario hablar de ello a la familia, ni exigirles estar quietos porque queremos meditar.
Si es imposible tener un momento para meditar, antes que la familia se disperse para los quehaceres del día, o antes de iniciar nuestra tarea, busquemos el momento propicio durante el día. Siempre hay una salida para cualquier dificultad si lo deseamos suficientemente, en forma que no signifique eludir deberes u obligaciones. Como último recurso, siempre es posible levantarse quince minutos más temprano cada mañana.
Postura
Encontrado el momento y el lugar, sentémonos cómodamente y empecemos a meditar. Entonces surge la pregunta ¿cómo debemos sentarnos? ¿Cual es la mejor posición, las piernas cruzadas, arrodillados, sentados o de pie? La posición más fácil y normal es siempre la mejor.
La posición con las piernas cruzadas ha sido, y aún es, la más corriente en Oriente, y se han escrito muchos libros sobre posturas. Algunas de las posturas tienen relación con el sistema nervioso y con esa estructura interna de nervios sutiles que los hindúes denominan nadis, que subyacen el sistema nervioso, como se lo conoce en Occidente.
El inconveniente de tales posturas es que conducen a dos reacciones, hasta cierto punto indeseables: nos llevan, primero, a concentrar la mente en la mecánica del proceso y no en su finalidad; segundo, con frecuencia producen un agradable sentido de superioridad, basado en la intención de hacer algo que la mayoría no hace y que permite destacarnos como conocedores en potencia. Nos preocupamos del No - yo en lugar del Yo.
Debemos elegir esa postura que nos haga olvidar más fácilmente el cuerpo físico. Para el occidental probablemente la mejor postura es estar sentado: lo importante es que nos sentemos erguidos, con la columna vertebral en línea recta, relajados (sin dejarse caer) para que no haya tensión en ninguna parte del cuerpo, bajando la barbilla parcialmente a fin de eliminar toda tensión en la nuca. La meditación es un acto interno y se practica con éxito sólo cuando el cuerpo está relajado, en posición adecuada y, luego, olvidado.
La respiración
Obtenida la comodidad física y el relajamiento, y habiendo retirado la consciencia del cuerpo, observamos a continuación nuestra respiración. Veamos si es tranquila, pareja y rítmica.
Considero útil hacer una advertencia acerca de los ejercicios respiratorios, que no son recomendables sino para quienes primeramente han practicado durante años en debida forma la meditación y la purificación de la naturaleza corpórea. En las antiguas enseñanzas de Oriente no se permitía el control de la respiración, sino después de haberse perfeccionado en los tres primeros "medios de unión", y sólo con la adecuada instrucción.
La práctica de ejercicios respiratorios nada tiene que ver con el desarrollo espiritual, pero sí con el desarrollo psíquico, y su práctica conduce a muchas dificultades y peligros. Los instructores elegían antiguamente a algunos individuos para este tipo de enseñanza que, sumada a un entrenamiento que había producido ya cierta medida de contacto con el alma, permitía a ésta guiar las energías evocadas por la respiración, impulsar sus objetivos y servir mundialmente.
Por lo tanto, lo único que debemos procurar es que nuestra respiración sea tranquila y regular; entonces retiraremos totalmente nuestro pensamiento del cuerpo y empezaremos la tarea de concentración.
La visualización y el empleo creador de la imaginación
El siguiente paso en la práctica de la meditación es el empleo de la imaginación. Nos imaginamos cómo el triple hombre inferior alineado, o en comunicación directa con el alma. Hay varias maneras de hacerlo. A esto lo llamamos práctica de la visualización. La visualización, la imaginación y la voluntad parecen ser tres factores muy potentes en todo proceso creador. Son las causas subjetivas de muchos de nuestros efectos objetivos.
Al principio la visualización es, en gran parte, cuestión de fe experimental. Sabemos que mediante el proceso de razonamiento, llegamos a la comprensión de que dentro y más allá de los objetos manifestados existe un Objeto o Canon Ideal, que está tratando de manifestarse en el plano físico. La práctica de la visualización, la imaginación y el empleo de la voluntad, son actividades calculadas para acelerar la manifestación de este Ideal.
Al visualizar, utilizamos nuestra concepción más elevada de lo que ese Ideal puede ser, revestido de cierto tipo de materia, generalmente mental, pues aún somos incapaces de concebir formas y tipos más elevados de sustancia con la cual envolver nuestras Imágenes.
Cuando creamos una imagen mental, la sustancia mental de nuestra mente establece cierto ritmo de vibración que atrae hacia sí el correspondiente grado de sustancia mental, en que la mente está sumergida. La voluntad mantiene esta imagen fija y le da vida. Este proceso continúa, seamos o no capaces de verlo con el ojo mental. No tiene importancia que podamos o no verlo, porque el trabajo creador se realiza igualmente. Quizás podamos alguna vez seguir y ejecutar conscientemente todo el proceso.
En conexión con este trabajo, en la etapa del principiante, algunas personas se imaginan a los tres cuerpos (los tres aspectos de la naturaleza forma) vinculados por un cuerpo radiante de luz, o visualizan tres centros de energía vibrante que recibe el estímulo de un centro más elevado y poderoso; otros imaginan al alma como un triángulo de fuerza, unido al triángulo de la naturaleza inferior -vinculado por el "cordón plateado", mencionado en la Biblia cristiana, el sutratma o hilo del alma de las escrituras orientales, la "línea de la vida" de otras escuelas de pensamiento. En cambio otros mantienen la idea de una personalidad vinculada con la divinidad que mora internamente, ocultando en sí misma a esa divinidad, "Cristo en nosotros, esperanza es de gloria".
Tiene poca importancia la imagen elegida, siempre que se inicie con la idea fundamental de que el Yo trata de establecer contacto con el No-yo, utilizar su instrumento en los mundos de la expresión humana y viceversa, impulsar al pensamiento de ese No-yo para que se dirija hacia la fuente de su ser. Una vez realizado esto podemos continuar con la práctica de la meditación. El cuerpo físico y la naturaleza de deseos se sumergen a su vez bajo el umbral de la consciencia, entonces nos centramos en la mente y tratamos de someterla a nuestra voluntad.
La concentración
Precisamente aquí enfrentamos el problema. La mente se niega a amoldarse a los pensamientos que decidimos pensar, y recorre todo el mundo en su acostumbrada búsqueda de temas. Pensamos en lo que vamos a hacer durante el día, en lugar de reflexionar sobre nuestro "pensamiento simiente"; recordamos a alguien a quien debemos ver o alguna actividad que demanda nuestra atención; empezamos a pensar en algún ser querido, e inmediatamente descendemos al mundo de las emociones, debiendo empezar a trabajar de nuevo.
De manera que reunimos nuevamente nuestros pensamientos y los retomamos con mucho éxito durante medio minuto, pero de pronto recordamos una cita o una diligencia que alguien está gestionando y volvemos otra vez al mundo de las reacciones mentales, quedando olvidada la línea de pensamientos. Nuevamente reunimos nuestras ideas diseminadas y retornamos la tarea de someter a la mente obstinada. Pero a la larga y con la práctica, se adquiere la habilidad de mantener una centralización mental con una cierta efectividad.
¿Cómo se alcanza esta condición? Siguiendo una fórmula o delineamiento al practicar la meditación que, automáticamente, establece un círculo infranqueable alrededor de la mente, que dice "llegarás hasta aquí y nada más". Deliberadamente y con intención inteligente, establecemos los límites de nuestra actividad mental, en tal forma que forzosamente tenemos que darnos cuenta cuándo salimos de esos límites. Entonces sabemos que debemos ubicarnos nuevamente dentro del muro protector, establecido por nosotros mismos.
Práctica de la Meditación
Primero, encontrar un momento y lugar donde pueda hacerse el trabajo sin interrupción o distracción. Por la mañana temprano es el mejor momento, antes de que la mente llegue a estar preocupada con los asuntos mundanos del día. La regularidad diaria es importante.
Sentarse en una silla con respaldo recto teniendo bien derecha la columna vertebral aunque con el cuerpo confortable y relajado. Poner las manos, con los dedos entrelazados, sobre las rodillas. Efectuar algunas respiraciones lentas y profundas al tiempo que la conciencia se vacía de todo aquello que podría causar ansiedad y distraer la atención.
Elevar la conciencia a través de la imaginación creadora hacia un punto focal fuera y por encima de la cabeza. Considerar ese punto como la mente inferior, la mente analítica, crítica, tranquila y sin movimiento, como un tranquilo estanque de luz. Proyectar una línea de luz hacia arriba al centro del alma, viendo al alma como un sol brillante, una fuente radiante de energía. Este es el Yo espiritual real.
Visualizando, prolongar la proyección de la línea de luz en dirección a la mente superior o abstracta, el aspecto más inferior del Yo divino. Mantener este alineamiento iluminado en la imaginación por medio de la visualización. Esto debería llevar tan sólo unos pocos minutos. Hacer una pausa o intervalo, consciente de la luz y la energía del alma como el punto central en la conciencia. Así, manteniendo la mente firme en la luz, meditar durante unos pocos minutos (no más de cinco) sobre un pensamiento simiente, por ejemplo, "Que el alma controle la forma externa, la vida y todos los acontecimientos. Que el amor prevalezca. Que todos los hombres amen".
Examinar primero las palabras con la mente analítica, después, tratar de penetrar en el significado interno real. ¿Qué significaría si el alma controlara toda la vida sobre la tierra y si el amor fuera la energía relacionando a todo el género humano? Visualizar entonces el flujo y la precipitación de energía en todo el planeta, desde el punto más elevado de la vida divina al punto más inferior de la manifestación física.
Detenerse unos momentos para reflexionar sobre las vías y medios de emplear las energías de luz y amor en todos los dominios de la vida humana, en todas las partes del mundo.
Finalmente, actuando como un canal para la transmisión de energía y como un acto de servicio a la humanidad, derramar las energías liberadas durante la meditación. Utilizar la Gran Invocación para visualizar la luz, el amor y el poder irradiando e inspirando la conciencia humana:
LA GRAN INVOCACION
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios
Que afluya luz a las mentes de los hombres
Que la luz descienda a la tierra.
Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios
Que afluya amor a los corazones de los hombres
Que Cristo retorno a la tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres
Que se realice el Plan de amor y de luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder, restablezcan el Plan en la Tierra.
OM OM OM
Un beso para tod@s.
Ver también
Mucha teoria y poca practica...
La meditación es algo más que toda esa parrafada que sueltas, sin ánimo de ofender... Yo tengo la suerte de que, sin necesidad de que nadie me haya enseñado y yo sin haberme leído parrafadas como las que tu escribes, de muy buen gusto, todo sea dicho, puedo meditar como algo innato en mi.
Es más sencillo que todo eso, déjate de etapas, y de significados de conceptos, pues meditar es como una semilla de arbol, en sí contiene la esencia que harán que crezca todas las ramas, y eso es lo que hace especial al árbol, que cada rama puede ser distinta, pero todas parten de él mismo.
Pues yo creo que eso es la meditación, tiene diferentes formas para cada uno, pero todas consiguen el mismo propósito, el cese de la mente activa, un punto donde no hay nada que pensar, y el pensamiento cesa dejandonos de hacer ruido mental la cabeza (al menos en mi caso) A medida que leía tus instruciones, me parecía estar leyendo un libro de recetas, o las instrucciones de como montar tu propia tienda de acampada de la Tienda en Casa:
"Elevar la conciencia a través de la imaginación creadora hacia un punto focal fuera y por encima de la cabeza. Considerar ese punto como la mente inferior, la mente analítica, crítica, tranquila y sin movimiento, como un tranquilo estanque de luz. Proyectar una línea de luz hacia arriba al centro del alma, viendo al alma como un sol brillante, una fuente radiante de energía. Este es el Yo espiritual real.""
Si haces todo esto para meditar, la meditación se convierte en una contradicción, pues ya estás pensando en seguir correctamente los pasos, e imaginar todas las rayitas, o luces que tu comentas.... Esta es solo mi opinión, pero si yo fuera una persona que no sabe meditar y tiene que seguir estas instrucciones para llevarlo a cabo, espalda recta, que si imaginarme tal o cual, ver luces o considerar mis mentes, analítica, crítica, trankila, etc ... me pongo una buena canción o toco un rato mi guitarra o lo que sea y me relajo tan gustosamente, e inclusive pienso menos, que siguiendo todas tus instrucciones....
Esta es solo mi opinión, pero el concepto y el acto de meditar es más sublime que todas las definiciones e instrucciones que explicas. Y me da igual que lo hayas sacado de algun eperto en meditación, ya se que no soy nadie... pero mi opinión y mi definición es igual de valiosa que la suya.
un abrazo