¿sabes?
Yo también soy tauro y estoy colgada de un tauro. En todo este tiempo todo han sido ida y venidas en el juego del tira y afloja. Si hay algo que he aprendido es que, a los tauros y taurinas en general (y mi caso no es ninguna excepción), el orgullo nos limita mucho y la comunicación se ve mermada... o en la mayoría de los casos es inexistente. Podemos pasarnos meses de indiferencia total, con el orgullo herido, esperando que sea el otro quien retroceda y dé su brazo a torcer. O simplemente dejar que pase el tiempo esperando ver una mínima señal que nos indique que vamos bien encaminados para seguir adelante, o bien para comprender que por ahí no conseguiremos nada fructífero.
Hace un par días volví a sentirme muy triste porque pasa el tiempo y todo sigue igual que siempre, así que, en un intento por analizar la situación objetivamente y ver qué hacer, anoté todas las veces que nos hemos puesto en contacto el uno con otro después de que las cosas se torcieran, y quién había sido el que dio el primer paso. Y, oh sorpresa, debo reconocer que en el último año no he sido la única en tragarse el orgullo y buscarlo para saber qué tal le seguía tratando la vida, y con más frecuencia de la que en un principio recordaba
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Así que, en base a mi experiencia sólo puedo decirte que la comunicación con una mente abierta, clara, flexible, es lo único que puede solucionar y evitar que nos rompamos la cabeza cavilando qué hacer, si será prudente, qué sentirá, qué pensará... Si te quiere, a él le duele tanto como ti.
Parece que su orgullo está curado, más o menos, pues hace por saber de ti. La próxima vez que te busque haz un pequeño acercamiento, o bien dale una pista para que vea que lo extrañas y nuevamente tiene campo abierto contigo
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Un saludo
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