Seguramente habremos oído decir en no pocas ocasiones que, para no vivir de espaldas al mundo, es importante tener amplitud de miras. Pero, ¿qué significa este término tan empleado? Buscando una explicación bastante simple pero, al mismo tiempo, absolutamente comprensible, podríamos afirmar que "tener amplitud de miras" es justo lo contrario de no ver más allá de la propia nariz. Desarrollar esta capacidad supone no preocuparse exclusivamente de la felicidad y el bienestar personales, sino comprometerse a trabajar por el bien y el desarrollo social.
Muchas personas vagan por el mundo sin tener un objetivo o una meta clara, preocupados fundamentalmente por poseer más cosas y, sobre todo, por poder exhibirlas. Otras, por el contrario, prefieren ser útiles a los demás, esforzándose en alcanzar objetivos no materiales pero absolutamente nobles. Este último colectivo posee amplitud de miras.
Concienciarnos de que el mundo no se acaba en nuestra propia realidad, sino que existen infinidad de personas que, como nosotros, luchan a diario por crecer, mejorar y aportar algo positivo a la sociedad, nos convencerá de que el egocentrismo no tiene sentido. Debemos abrir los ojos, pero también los brazos, a todo cuanto hay a nuestro alrededor y conservar una mirada nítida que nos permita ver el lado bueno de las cosas, las virtudes de las personas y la belleza de la vida. Sólo así podremos ser benévolos con quienes nos rodean y conservar la limpieza de corazón necesaria para distinguir lo necesario de lo superfluo, lo importante de lo intrascendente, lo bueno de lo malo...
