Esta historia la he echo de memoria, por ello tal ves la conozcan de otra forma.
Es una historia con una enseñanza muy buena, espero y la entiendan.
Una tarde una señora se entera de que el tren que se tiene que tomar esta demorado y tardara una hora en llegar, molesta por la tardanza decide comprarse una gaseosa y un paquete de galletitas, y sentarse en un banco a esperar el tren. En ese momento un joven se sienta a su lado, ella toma el paquete de galletitas y lo abre, toma una galleta y la come, justo en ese momento el joven con una sonrrisa en su rostro decide tomar una galleta del paquete y ante el asombro de la mujer se lo come:
- Que descaro. - penso la mujer, aunque no dijo nada.
Tomo otra galleta que con marcada alevosía demostro al joven, mientras que el joven con una sonrisa en su rostro tomo otra galleta y la comio.
Mas furiosa aun la mujer, tomo otra galleta, y el joven con una sonrrisa, tomo otra.
Cada galleta que tomaba la mujer, mas se la mostraba al joven, y este le respondia con una calida sonrrisa. Hasta que solo quedo en el paquete la ultima galleta.
- Haber que hace ahora este sinvergüenza.- penso la mujer mientras miraba la galleta y al joven, la galleta y al joven.
Entonces con su mejor sonrrisa, el joven estira la mano, toma la galleta y la parte a la mitad, ofreciéndole media galleta a la señora, quien la tomo con rudeza y se la comio, mientras venia el tren.
Al subirse y acomodarse en su asiento, observo por la ventana la banca en que aun se encontraba el joven con su sonrrisa.
- Que insolente, mal educado, descarado....- Seguia pensando la señora.
Decide beber su gaseosa y al abrir su bolso descubrio asombrada que dentro del mismo se hallaba aun serrado, su paquete de galletas.
Fuerza y mucha Luz.