Tuvo lugar en el barrio sevillano de Dos Hermanas, Manolo alerto a un conocido amigo suyo que tenia habilidades paranormales acerca de las cosas extrañas que estaban sucediendo en su casa.
Llevaba viendo semanas una luz que recorría la casa una luz blanca muy densa, posteriormente esta presencia fue cogiendo fuerza y era incluso capaz de mover elementos decorativos de lugar. Lo que le hizo tomar medidas en el asunto a Manolo fue la noche en la que noto que esa presencia se tumbaba a su lado en la cama mientras la acariciaba el pelo y la cara. Cuando el amigo de Ramón acudió a la casa rápido sintió que efectivamente allí habitaba un ser del más allá, tras entrar en un estado de inconsciencia se comunico con dicha presencia, se trataba de una mujer de unos 50 años de edad que había vivido en esa casa antes de que Ramón la comprase, y que sorprendentemente había muerto allí. La mujer apareció una mañana ahorcada en el patio de la casa y el suceso se cerro como un caso más de suicidio, pero ella no descansaría en paz hasta que se supiese que realmente fue su marido quien la ahorco.
Ese era el mensaje que ella quería transmitir al mundo y el motivo por el cual no había conseguido cruzar al mundo espiritual.