Se trata de una técnica adivinatoria que utiliza para adivinar una llave y una biblia fundamentalmente. Decían que se utilizaba para tratar de averiguar quién había cometido un robo o un crimen. Había dos formas para adivinar, una de ellas consistía en enroscar alrededor de una llave un billete o papel con los nombres de la personas de las cuales se tenían sospechas. A continuación se ponía ésta en una Biblia que una chica virgen se encargaba de sostener. El adivino procedía a murmurar el nombre de los presuntos culpables. Esta técnica señalaba a la persona cuyo nombre se estaba diciendo cuando el papel se desenrollaba de forma más rápida. La otra forma de adivinar era pegar fuertemente la llave a la primera hoja del Evangelio según San Juan y posteriormente cerrarlo y atarlo con una cuerda, dejando fuera el anillo de la llave. Para que un secreto saliera a la luz, se ponía el dedo en el anillo de la llave y se susurraba el nombre de quien estaba bajo sospecha. Si la persona no era culpable, la llave no se movía pero si lo era, podía moverse tan fuerte que incluso podía romper la cuerda.
