Querido joven:
Había una vez una mama ratón que vivía feliz con sus hijos. Un día les dijo: Tengan mucho cuidado porque los humanos nos ponen trampas para matarnos. Uno de los ratoncitos preguntó: ¿Mamá, y como nos engañan para que vayamos a la trampa?.
-Pues ponen queso en la trampa respondió mama ratón- porque ellos saben que nos gusta mucho.
Días después el ratoncito se fue de la casa. Se sentía fuerte, capaz de conquistar el mundo. Andaba por la cocina de una casa cuando olió uno queso. Su olfato lo condujo a un precioso pedazo de queso. Se quedo maravillado. ¡Nunca había visto un queso como aquel! Entonces recordó las advertencias de su madre. ¿Será esta una trampa de los humanos?. Pero su boca se le hacía agua y sentía un deseo irresistible de saborear aquel queso. Pensó: seguro que mi mama exageró. No me va a pasar nada. Comeré y me llevaré el resto de este hermoso queso para impresionar a mis amigos. Seré la envidia de todos.
Oh. ¡Pobre ratoncito! La trampa se disparó y al instante quedó destrozado.
Tu, querido joven, te crees fuerte, sin miedo. Pero andas ciego porque tus motivaciones son egoístas. Quieres poder para hacer lo que quieras, para impresionar. El demonio te lo ofrece, pero es un mentiroso. No te das cuenta que te está corrompiendo por dentro. Aunque te parezca que te da poder, en realidad te está haciendo su esclavo y así crecerá su dominio sobre ti. Crees que no harás daño a nadie, pero tu mismo te estás haciendo el mayor daño porque estás entregando tu vida a quien te odia. Si continúas por ese camino harás daño a otros sin pensarlo.
Pero no pierdo la esperanza en ti. Aun puedes recapacitar y volver al verdadero amor que es Jesús. Solo unidos a El encontramos la verdadera felicidad. Dios te creó para ser su hijo y heredar el reino eterno. El te enseñará que el verdadero poder no está en impresionar a nadie sino el amor y la verdad.
Ya he visto a muchos jóvenes destrozados. Me da pena. Quisiera ayudarte, pero es tu vida. Aun puedes recapacitar y volver a la vida. No te dejes engañar. Me preguntas sobre "protección". La única protección es renunciar al pecado y volver a Jesús. Ahora mismo pídele a Dios que te ayude a liberarte del mentiroso y volver a Jesús. Unete con algún grupo de jóvenes en la Iglesia católica.
Estoy rezando por ti,
Padre Jordi Rivero
