Aquellos duros antiguos
que tanto en Cádiz
dieron que hablar,
que se encontraba la gente
en la orillita del mar,
fue la cosa más graciosa
que en mi vida he visto yo.
Allí fue medio Cai,
con espiocha,
y la pobre mi suegra
y eso que estaba
ya medio chocha.
Con las uñas y el pelo
vi yo escarbar,
cuatro días seguidos
sin descansar.
Estaba la playa
igual que una feria.
¡Válgame San Cleto,
lo que es la miseria !
Algunos cogieron
más de ochenta duros;
pero en cambio otros
no vieron ni uno.
Mi suegra, como ya dije,
estuvo allí una semana,
escarbando por la tarde,
de noche y por la mañana;
perdió las uñas y el pelo,
y eso que poco tenía;
y en vez de coger los duros
lo que cogió fue una pulmonía;
y en el patio de las malvas
está escarbando desde aquel día.